viernes, 19 de junio de 2009

El Perú de los peruanos


La situación en el Perú se está calmando de a pocos. El gobierno ha empezado a ceder y ello ha llevado a que los nativos también empiecen a levantar las medidas de protesta que habían venido realizando. Ahora, el Presidente del Consejo de Ministros y nuestra Ministra del Interior tendrán que enfrentar al Congreso. El premier Simon ya ha manifestado abiertamente su renuncia. Es más que seguro que Cabanillas va a tener que volver a su curul en el congreso y abandonar su ministerio. Pronto habrá un nuevo gabinete y con ello la historia volverá a la normalidad. Pero, ¿realmente será todo eso una solución? ¿Por qué aún permanece el pueblo de Andahuaylas protestando y pidiendo la vacancia presidencial (hecho que es prácticamente más que imposible)? ¿El Perú realmente tendrá un periodo de paz duradera? ¿Por fin empezamos a entendernos entre peruanos?

Lamentablemente, las respuestas a las preguntas planteadas no son nada alentadoras. Los sucesos de Bagua (y tras ellos toda la serie de actos violentos manifestados a lo largo del país) son una muestra de que nuestro Perú aún no logra identificarse como una nación. La idea de un Perú, no necesariamente homogéneo, pero si representado e identificado bajo un mismo concepto, es prácticamente imposible. Esto no es tan malo. El diálogo y el entendimiento entre civilizaciones distintas es algo que nunca vamos a terminar de comprender, pero es algo de lo que siempre vamos a aprender. Es francamente imposible (desde mi parecer) lograr conciliar a una gran cantidad de comunidades bajo una solo idea, aún inconclusa, llamada Perú. Pero que la tarea sea prácticamente imposible no quiere decir que el Gobierno deba abandonarla por completo, como lo ha venido haciendo.

El problema con el Gobierno (no solamente el de García, me atrevería a decir que el de todos nuestros mandatarios de Andrés A. Cáceres) es que esto no es un tema principal dentro de su agenda política. El día de hoy solo se piensa en cómo hacer para que el Perú siga creciendo en cifras económicas cada año, dejando atrás crisis internacionales y problemas sociales. Esto no es malo. El día de hoy el dinero es lo que mueve al mundo y mal que bien las cifras poco a poco han empezado a abandonar los cuadros estadísticos para saltar a la realidad. Es así como el Perú crece, pero ¿cuál es el Perú que crece?

El Perú que crece es el de unos pocos. Y esos pocos creemos, al menos en teoría, en la hermandad entre peruanos. Pero esta hermandad se da por conveniencia. Cuando uno está en una ciudad como Nueva York, por ejemplo, y dice que es peruano, es más que frecuente escuchar como inocente respuesta: Machu Picchu. Ahí nos sentimos identificados con nuestros hermanos cusqueños. Cuando uno ve que las exportaciones del Perú crecen porque la selva está vendiendo más madera o que se ha descubierto algún nuevo pozo petrolífero, nos identificamos con nuestros hermanos de la selva. Cuando el precio de los minerales se dispara y por ende nuestras cifras se elevan, rápidamente hablamos de la riqueza de nuestra sierra. Esto no es hermandad, solidaridad, identidad; esto es pura conveniencia.

La idea de unir al país no pasa por educar a la sierra y a la selva bajo nuestros conceptos. Esa no es la solución. Se habla de la ignorancia, la desinformación, e inmediatamente se empieza a criticar a los maestros y a nuestro sistema educativo. Sin embargo, la gente que ha pasado por los mejores colegios y por las mejores universidades no se da cuenta del error de ver al Perú bajo una sola perspectiva. Donde unos ven solo árboles, otros ven mucho más. Ahí está la gran diferencia. Para empezar a comprendernos debemos respetar las creencias de los demás. Debemos entender que porque nosotros tengamos el poder no significa que seamos mejores. Si para nosotros un árbol es madera y por ende un objeto con valor en el mercado, para otro peruano este mismo objeto puede tener un significado mucho más profundo que tal vez nunca podamos comprender, pero al menos debemos hacer el esfuerzo. Así como nosotros creemos que poco a poco está llegando el “chorreo”, que el Perú es lo que dicen sus cifras económicas, que mientras más TLCs firmemos mejor va a ser; otros peruanos van a tener una ideología distinta. Así como nosotros no creemos en lo que ellos dicen (al menos esa fue la actitud del gobierno durante algún momento) ellos tampoco tienen porqué creer en lo que nosotros les decimos.

El panorama parece bastante complicado, pero hay una esperanza. Las maneras de ver el mundo son diferentes, pero no opuestas. Así como el APRA recorrió una larga trayectoria para situarse a la derecho de nuestro imaginario político, abandonando los postulados de Haya; de ese mismo modo podemos ver que puede existir la conciliación entre perspectivas aparentemente opuestas. En esto, han sido las mismas comunidades del interior del país las que han dado el primer paso, ¿por qué no aprendemos un poco de ellas?

sábado, 6 de junio de 2009

Ernesto Laclau en Lima

Ernesto Laclau estuvo en Lima. Para todos los que no pudimos ir a escucharlo, en Videos PUCP han colgado el video de la primera conferencia (Contingencia, Hegemonía y Procesos Políticos).