lunes, 12 de octubre de 2009

Obama: "...and World Peace!"



La reciente entrega del Premio Nóbel de la Paz a Barack Obama ha sido vista por algunos medios como una suerte de esperanza hacia lo que pueda hacer el presidente de los Estados Unidos. Se habla de que este reconocimiento a lo que Obama todavía no ha hecho lo presionará a cumplir algunas propuestas de campaña, así como a orientar su política hacia la tan manoseada “world peace”. Pero estas tesis solamente evaden aquella verdad que la mayoría aún prefiere no escuchar: la ruptura que simboliza Obama frente a las políticas de la administración anterior son solamente superficiales y no suponen grandes cambios para los ideales de paz, justicia, igualdad, etc.

Veamos un poco algunos puntos clave en el camino hacia la paz que debe recorrer el señor Barack Obama. Lo primero, claro, es la invasión a Iraq. Una postura que en algún momento de la campaña electoral distanció abiertamente a los demócratas (Obama y Clinton) frente a los republicanos (McCain) fue el retiro de las tropas de Iraq. Si bien se dijo que las tropas se iban a retirar para el 2010, hoy se sabe que al menos hasta el 2011 EEUU va a seguir teniendo presencia militar en ese país. Es cierto que Iraq todavía es un país bastante conflictivo e inestable, pero ¿cuántos países no lo son y sin embargo no necesitan de la intervención militar de la primera potencia mundial?

Si bien frente al tema de Iraq la postura de Obama se ha distanciada frente a la de Bush, en el tema de Afganistán las cosas son bastante menos alentadoras. El Comercio del día sábado nos da la cifra exacta, “se estudia el envío de 40 mil soldados más”.

Otro tema conocido es el cierre de la base de Guantánamo. La propuesta del Sr. Presidente ha parecido ser bastante apresurada (como la mayoría de las propuestas electorales), ya que no ha sido lo suficientemente consistente ni sólida para soportar las refutaciones legislativas. El Senado todavía se pregunta a dónde van a ir a parar los internos de este penal. De este modo, esta propuesta se va ahogando en la memoria ciudadana y es inevitable verla con bastante pesimismo. Y mientras tanto debemos seguir creyéndonos las palabras de Obama (“Estados Unidos no tortura.”), porque la base naval de Guantánamo seguirá ahí y la bandera estadounidense seguirá flameando ante la ilegalidad, la injusta ocupación de un territorio ajeno (basado en un pacto de alianza firmado en 1903, mientras que por otro lado el embargo a Cuba se mantiene vigente desde 1962) y ante los juicios militares (y “tal vez” ante la tortura).

Otro tema incompatible con la distinción que acaba de obtener el señor Obama es la postura frente al conflicto en medio oriente. El apoyo de EEUU parece ser la garantía de legalidad ante las matanzas perpetuadas por el ejército de Israel. No quiero tomar una postura ante el conflicto en Medio Oriente, ni tampoco quisiera condenar las agresiones de un solo bando. Israel no es el único causante de la violencia en esa parte del mundo. Lo que sí quisiera condenar es la supuesta legalidad de los asesinatos (ese es el único nombre que les puedo dar) perpetuados por Israel frente a los que cometen sus países vecinos.

El otro punto clave a discutir es la oposición frente a Irán y Corea del Norte por sus experimentos nucleares. Es cierto que el uso indiscriminado de esta tecnología es un factor de riesgo para todo el mundo, pero ¿qué cosa es lo que le da el derecho a los Estados Unidos y a un puñado de países poderosos de negarles a otros países que experimenten con la misma tecnología con que estas potencias también experimentan? ¿Son acaso ellos los únicos países que pueden poseer tecnología nuclear? ¿Por qué Jacques Chirac pudo hacer sus pruebas nucleares en el Océano Pacífico, y sin embargo, la comunidad internacional pone su grito en el cielo cuando el gobierno de Pyongyang lanza algún misil? Esta bien que se intente reducir la tecnología nuclear en el mundo, pero abría que empezar por uno mismo.

Citando una vez más a El Comercio: “El comité elegido por el Parlamento noruego para seleccionar al ganador del premio justificó su decisión en los siguientes términos: “Por sus extraordinarios esfuerzos para fortalecer la diplomacia internacional y cooperación entre los pueblos.”” Según Wikipedia, que a su vez cita el testamento del propio Sr. Nobel, el premio Nobel de la paz se le otorga “a la persona que haya trabajado más o mejor en favor de la fraternidad entre las naciones, la abolición o reducción de los ejércitos existentes y la celebración y promoción de procesos de paz”. Por ningún lado dice que esto va a significar un compromiso o una obligación a la persona reconocida para que se alinee ante esta postura en los próximos años. El Nobel debe ser un reconocimiento por una labor importante en el camino de la paz, y el Sr. Obama no lo merece.