miércoles, 18 de marzo de 2009

El guardián entre el centeno


Luego de abrir por primera vez esta novela, debo admitir que no tardé mucho tiempo en volverla a cerrar. Y no por algo externo que haya interrumpido mi lectura. Lo que sucedió fue que me llevé una gran decepción. Había oído mucho acerca de El guardián entre el centeno y sobre J.D. Salinger. Tanto el autor como su obra habían generado una gran expectativa de mi parte. Pero cuando empecé a leer las primeras líneas, vale la pena decirlo una vez más, me llevé una gran decepción.

Las cosas no terminaron ahí. Trate de seguir esa tradición tan mía de “libro que empiezo, libro que termino”, me concentré para recibir al libro del mejor humor posible, hice el esfuerzo por desprenderme de cualquier prejuicio que mi inconsciente seguramente ya había generado, y me sumergí de nuevo en la lectura. Ahora puedo decir que lo comprendí mejor. El libro no es tan malo, incluso tiene los suficientes meritos como para ser considerado bueno o muy bueno. Pero definitivamente no es un libro imprescindible como yo creí que iba a ser.


La historia: Holden Caulfield, un adolescente que al parecer viene de la clase alta acaba de ser expulsado de Pencey, la universidad en la que estudia. Su actitud disconforme con todo lo que le rodea es perfectamente retratada por el narrador. Él pretende regresar a casa, a New York, unos días antes de lo que sus padres suponen. Ellos no saben nada de sus calificaciones aún. De incógnito, deambula por la ciudad sin un rumbo fijo, hasta que finalmente va a ver a su hermana y luego de un tiempo regresa a su casa. Como podemos notar fácilmente, en esta novela la historia es lo de menos.

Lo importante es la manera cómo la historia está narrada y además cada una de esas escenas que no nos dicen nada, pero que interpretadas en conjunto con los distintos elementos de la obra obtienen un significado mayor que es el que le ha dado la gran (sobre)valoración que el texto posee.

El título de la obra se da en relación a un pasaje del texto, una imagen muy rica, en el que Holden confiesa que quiere ser un guardián entre el centeno que evite que los niños caigan al precipicio. ¿Por qué alguien que se queja de todo, alguien que critica tanto a la sociedad, alguien que está disconforme todo el tiempo, alguien que (esto ya en un nivel mayor, en nuestro mundo) se le acusa de ser el ejemplo de varios asesinos en serie, entre ellos de Mark David Chapman, asesino de John Lennon; solo quiere cuidar niños?. La respuesta, a continuación.

El guardián entre el centeno es una de las primeras obras postmodernas, uno de los primeros destellos de postmodernidad. No es que haya querido ser postmoderna, lo que sucede es que hace referencia a una serie de sucesos y momentos que más adelante van a ser conocidos como fenómenos de la postmodernidad.

Holden es un joven aparentemente rebelde, aunque tras una primera lectura su rebeldía parece ser muy sutil. Él no parece ser un rebelde en todo el sentido de esa palabra. Una lectura simple puede decirnos que la rebeldía de Holden está en el texto, en las palabras mismas, en las lisuras, etc. Pero esto es solo un aspecto de algo mayor. De todos modos quisiera destacar dos cosas. Las primera es la expresión “¡Jo!” que casi siempre utiliza Holden. La segunda es una palabra que se repite mil veces a lo largo del texto: “falsos”. Este último término se emplea como sinónimo de hipócrita, superficial, etc.

La verdadera rebeldía de Holden está en el hecho de transgredir las normas de las estructuras que sustentan esta sociedad. Estas estructuras pueden ser la iglesia, la educación, la familia, o simplemente la estructura que nos aconseja no hablar de más con un taxista. Sobre estas normas, a veces tan simples, se construye lo que conocemos como sociedad. Pero la forma de transgredir esto no es solamente atacándolo, también puede ser cuestionándolo o yendo contra sus reglas, pero desde sus reglas.

Las transgresiones de Holden no son del tipo que uno cree. Él no destruye todas las lunas de su escuela, por suponer un ejemplo, él solamente reprueba hasta que lo expulsen. Dentro de las normas de la escuela, está permitido reprobar, aunque esto no es lo ideal (es una forma de transgredir sin faltar a la norma). La transgresión también se da a todo nivel. A lo que me refiero es que transgresión también es pactar para recibir los servicios de una prostituta y finalmente no consumar el acto sexual (y no por algún problema físico).

Para transgredir las bases de nuestra sociedad no es necesario asesinar a alguien. Simplemente esto se hace cuando nos preguntamos el porqué vamos a la escuela, por qué amamos a nuestros padres o por qué seguimos el dogma cristiano. Este tipo de mentes, reflexivas, críticas, son las que el sistema quiere eliminar. Y Holden transgrede las normas de esta manera.

Holden representa la disconformidad de un mundo que se ha empezado a dar cuenta que tras la Segunda Guerra Mundial se ha derrumbado el proyecto de la modernidad. Esa modernidad que nos prometía que era el camino hacia el progreso. Todo era una mentira. Pura ideología.

Así es como Holden no mata a una sola persona en la obra, pero él se hace necesario para que luego aparezcan personas como el antes mencionado Mark David Chapman. Si ya no hay una noción de progreso, si ahora reina la desconfianza, si ya nada nos agrada, cualquier caos puede invadir el mundo. Puede que simplemente nazca la idea de matar por matar. Es cierto que los asesinatos no son propiedad privada de la postmodernidad. Antes también ocurrían muchas muertes, pero esas muertes eran un poco más “justificadas” que las muertes de ahora. No podría corroborar este dato pero, ¿ocurrió algún caso similar al de Columbine en el siglo XVII? Así también, desde una visión un tanto retrograda, podemos ver a Holden como el primer peldaño de una escala hacia la criminalidad (usando un término con una fuerte carga de valor).

La actitud de Holden, la idea que él simboliza, es aquello que hasta ese momento no se podía representar. Un sentimiento común, algo que ya se sentía, pero que no estaba representado. De este modo, podemos entender a Holden (mejor dicho, a la imagen Holden, a la metáfora Holden, etc.) como lo real que se resiste a ser simbolizado. Holden es la falla en el sistema, el claro reflejo de que el sistema no va del todo bien. Pero que el mismo sistema oculta para poder seguir reproduciéndose.

Esto también se ve en la obsesión de Holden por saber a dónde se van los patos cuando el lago se cubre de hielo. Eso es algo acerca de lo que nosotros (seres humanos comunes y corrientes) no pensamos. Holden no puede obtener una respuesta a esta interrogante. Incluso un taxista se enfada cuando Holden le pregunta esto porque considera que le está tomando el pelo. Esos patos, existen, pero no están en nuestro universo simbólico.

Holden

¿Cómo se representa a Holden Caulfield en esta novela? Podemos dar tres grandes ideas. La primera es el lenguaje que usa. Debemos recordar que en aquella época (la novela fue publicada en 1951) las cosas no eran como ahora. Un lenguaje simple y atrevido sirve para representar el mundo interior de Holden. Propongo que el lenguaje (externo) es un reflejo de la personalidad (interna) de Holden. Tal como sucede en El Grito, el conocido cuadro de Munch, el atormentado entorno refleja el atormentado interior del personaje. En ese caso la fusión entre ambos niveles es justamente el grito. En este caso, la fusión entre ambos niveles puede ser el ¡Jo!

Otra idea muy fuerte a la hora de representar a Holden es el tema de la sexualidad. En la obra se habla sobre sexo con una naturalidad propia de nuestros tiempos. Pero que allá por la época en que la obra fue publicada era algo fuera de lo común, algo muy trasgresor.

La otra idea alrededor del personaje de Holden es la disconformidad. Holden no está contento en ningún lado. Se queja de todo y no busca soluciones. Pero lo extraño acá es que ni siquiera el sabe por qué le molestan las cosas. Y lo peor de todo, encontramos cierta ternura en su actitud.


Incluso en nuestros tiempos...

Ahora, ya bien metidos en la postmodernidad, el sistema ya permite el ingreso de personajes como Holden, ya pueden ser simbolizados. Incluso ya se han dado varios casos: punks, hippies, subtes, etc. El sistema ya ha adecuado sus mecanismos de reproducción para permitirles entrar a estos personajes.

El gran logro de esta novela (y de ahí su fama y éxito) es que fue el primer peldaño de un intento frustrado. Fue la base para una crítica al sistema que finalmente fue incorporada por el mismo sistema. Fue un intento nietzscheano de ir contra un postulado nietzscheano. Nietzsche ya nos lo había dicho, la historia del hombre no es una historia de éxito, de superación, una ascensión. No.

Incluso en esta novela encontramos un lado profético. El hecho de que Holden se lleve bien con su familia nos dice que la solución va por ese lado. La solución no es Holden, pero está en su entorno. Ahora, que Holden solo se lleve bien con su hermana menor nos habla de un futuro, de nuevas generaciones. Y así se dio. La solución no era la que Holden proponía, pero iba por ahí. Se tuvieron que replantear estas ideas, volver a nacer, para que nos puedan ayudar a suavizar nuestro sufrimiento.

Todo esto se ve en tres momentos de la obra. La primera pelea de Holden es contra Stradlater, su compañero vanidoso, representante de un mundo “alto”. Y Holden la pierde. La segunda pelea de Holden es contra un representante del mundo “bajo”, contra Maurice, el ascensorista y proxeneta. También pierde esta pelea. La última pelea es contra Phoebe, una representante de “su mundo” y digamos que esta pelea sí termina en paz. No sabemos si gano o perdió al no irse de su casa, pero sabemos que el mundo (y su vida) continúa.

¿Por qué Holden es rico? Pues porque no hay excepciones a la regla. Siempre quienes tienen en sus manos el curso de la historia son los que tienen poder.

El último intento por cambiar el mundo, por transformarlo, fue justamente el marxismo, ahora solo lo interpretamos y nos limitamos a dejarlo seguir su marcha. Ya no intervenimos porque está claro que hemos perdido el control.

domingo, 15 de marzo de 2009

La teta asustada


Aunque algunos privilegiados de este lado del globo ya habían podido verla, recién el jueves pasado el resto de mortales pudimos ver “La teta asustada”, el filme de Claudia Llosa del que nadie ha dejado de hablar desde la última edición de la Berlinale.

La historia es sencilla, pero con una profunda carga poética. La madre de Fausta (Magaly Solier) fue violada durante el embarazo. Y ahora Fausta ha heredado, a través de la leche materna, ese miedo que es lo que se conoce como la enfermedad de “la teta asustada”. Ambas viven sumergidas en el terror y solo se refugian en su canto, que es el reflejo de ese vinculo madre-hija que es tan fuerte en este caso. Cuando la madre muere, Fausta debe vencer sus miedos por sí sola para poder llevar el cuerpo de su madre a su tierra natal.

La idea detrás del filme es el miedo, pero lo que sorprende es que es uno de los pocos casos en que una película peruana no se hunde en lo negativo y propone finalmente una esperanza.

El miedo de Fausta esta ocultó en lo más profundo de su cuerpo, en su vagina. Ella se introdujo una papa (tubérculo andino por excelencia) dentro de la vagina para poder salvar su cuerpo ante alguna probable violación. Recordemos que ella parece haber sido testigo, desde dentro del cuerpo de su madre, de ese acto traumático que fue la violación de la madre.

Cada cierto tiempo, ella debe "podar" la papa que lleva dentro de sí. Esta imagen es muy significativa. La papa, que en este caso simboliza el terror, crece y pretende salir del cuerpo, pero ella no la deja. Fausta, con unas tijeras, se encarga de ocultar el miedo, de mantenerlo dentro, con el fin de que todo parezca bien. Lo que intenta Fausta es no exteriorizar su miedo ya que ella sabe que eso no trae nada bueno. Ese mundo de miedo que ella oculta fue lo que experimentó de niña, en ese Perú de los años 80 donde dominaba el resentimiento social, la lucha armada y los abusos militares. En aquella época nadie quería salir de su casa.

Esto nos introduce en el tema central del filme: las apariencias. Este es el mecanismo por el cual el filme se encarga de realizar su gran denuncia.

Así como Fausta oculta su pánico a caminar sola por la calle (que es parte de esa enfermedad del miedo que lleva dentro), su miedo hacia los hombres (recordemos la escena de la escalera, cuando ella no quiere pasar junto a un hombre que sube), y la papa que lleva en la vagina (ella le dice a su tío, mientras regresan del médico, que no le diga nada a su tía); el Perú también es un país que pretende ocultar un pasado sangriento y un presente oscuro.

El pasado es la guerra interna entre el Estado y Sendero Luminoso (y en menor medida también el MRTA). Los últimos iniciaron una lucha por el pueblo, pero cuando tomaron las armas se olvidaron del pueblo y empezaron a atacarlo. El Estado, para no perder la guerra, se defendió disparando a quien se le cruce en frente. Sin discriminar entre terroristas o ciudadanos, niños u hombres, entre intelectuales o seguidores del Pensamiento Gonzalo, todos eran un blanco a quien disparar. Lo peor fue que el mayor porcentaje de victimas fueron indígenas, quienes en los libros de historia son los fundadores de esta idea que ahora llamamos Perú, pero en la práctica son los que han tenido que soportar dos mil años de sufrimiento, explotación, e incluso discriminación sobre sus hombros.

El presente oculto es el que vemos a lo largo del filme. Estos mismos pobladores, quienes huyendo de la violencia y de la pobreza vinieron a parar a la injusta ciudad de Lima, no han recibido nada que los ayude a revertir esa complicada situación. No tienen las condiciones optimas para poder salir adelante.

Estos pobladores huyeron de sus tierras por culpa de la violencia y de la pobreza. Pero al llegar a Lima recibieron lo mismo de lo que venían huyendo. La pobreza es un tema que está ahí pero no se menciona, eso es lo que pretende decir el filme. La violencia tampoco se ha dejado atrás. No solo es un complejo de Fausta. Lo primero que aprende Fausta cuando empieza a trabajar como empleada del hogar es a no abrirle la puerta a nadie (excepto al jardinero).

La diferencia de Lima es que ya no permite dar marcha atrás. Cuando uno se vuelve parte de ella es muy difícil volver (escapar) a su pueblo natal. Fausta lucha por llevar el cuerpo de su madre. Pero no puede. Los cajones para enterrarla son demasiado caros, las empresas de transporte se burlan de ella. Pese a todo la esperanza está presente, y todo el esfuerzo finalmente le da una recompensa.



Cultura kitsch

La cultura kitsch es perfectamente representada en esta película. Los colores, las celebraciones, la música, el baile, las tradiciones, etc. Para entender esto no podemos dejar de lado al enunciador. ¿De dónde viene Claudia Llosa? Es obvio que viene de sectores sociales mucho más elevados. Esto no es un defecto, tampoco una crítica. Solo quiero poner esto en claro para poder comprender las estrategias que ella emplea.

En el cine en el cual yo vi el filme, Cineplanet del ovalo Gutiérrez, tal vez el cine más “pituco” de Lima, se escucharon muchas risas a lo largo de la historia. Esto es a lo que voy. La cultura popular es representada y exagerada en el filme. Pero esto no es malo. Nunca es atacada o denigrada, solo es reflejada tal cual es, desde los ojos de una mujer que pertenece a un sector social más alto, pero que no quiere mantenerse al margen, no quiere darle la espalda a la realidad del país.


La crítica que ella hace funciona de esta manera: el filme muestra, un sector del público se ríe, pero ¿por qué se ríe? ¿Por qué el reflejo de nuestra cultura popular nos causa gracia? ¿Nos estamos riendo de otros peruanos por que pensamos que nosotros somos superiores? ¿Nos da risa ver como ellos “copian” nuestra cultura y la distorsionan al no poder acceder a los privilegios que sí podemos nosotros? Cuando hablo de cultura, me refiero al término de una manera antropológica. Cuando hablo de copia, me refiero a varios pasajes puntuales del filme. La hija del tío (¿prima?) en su boda quiere que la cola de su vestido sea lo más larga posible para que vuele por los aires. Esto se debe a que tal vez vio la boda de Lady Di con el Príncipe Carlos. La foto de bodas se hace con un fondo de madera en el que está pintada una catarata. Esto nos dice que ellos quisieran ir de luna de miel a un lugar así pero no pueden. Este tipo de escenas, de las cuales hay muchas y muy buenas a lo largo del filme, son las que soportan mi teoría.

Ahora, ¿como tomaran esto los espectadores de los conos de la ciudad? ¿También se reirán? Eso no importa porque acá la denuncia es clara. Lo que pretende el filme es que aquellos que se ríen reflexionen sobre por qué se ríen.

Esto también nos hace regresar sobre el tema de las apariencias. ¿Se pretende aparentar una boda magnifica y una luna de miel? ¿Por qué?

La ayuda de occidente puro

Hay en este filme un personaje que representa al mundo occidental en su más alto esplendor. La dueña de la casa en la cual Fausta ha empezado a trabajar es una concertista de piano que ha entrado en un período de crisis creativa. Ella es una señora, al parecer proveniente de una familia aristocrática, que es quien pueda ayudar a Fausta a conseguir el dinero que necesita para trasladar el cuerpo de su madre.

La ayuda no es perfecta. Ella pide un adelanto pero no se lo dan. En el mundo moderno hay que trabajar para esperar una paga. Las cosas no vienen gratis. La bondad se da solo con intenciones monetarias de por medio, o con el interés de obtener algún beneficio.

Es significativo que esta señora haya entrado en crisis (recordemos que arroja su piano por la ventana). Además, esta señora no es tan “dura” como parece. Se descompone al encontrar la muñeca con la que ella jugaba de pequeña.

Dejando de lado todo esto, ella simboliza una solución para Fausta. Pero las cosas muy pronto salen a la luz. Fausta descubre que la señora se interesaba en sus cantos solo para copiarlos y recuperar su éxito como concertista de piano. La señora se aprovecha de ella y luego la deja sola, la abandona en las calles que tanto terror le producen a Fausta.


La expulsión de los miedos

Esta historia, donde se mezclan tristezas, risas, ambiciones y miedos, termina con alegrías. En la escena final Fausta aparece con una papa. En la casa donde Fausta trabaja se sembraba todo tipo de flores, pero no papas. Finalmente aparece la papa, no solo para demostrarnos que entre todo ese mundo aristocrático y alienado irrumpe lo andino, sino también para decirnos, de una manera muy sutil pero profunda, que Fausta ha expulsado la papa de su cuerpo. Ese es el primer paso para vencer los miedos, para obtener la ansiada reconciliación de algo que nunca estuvo en paz. Todavía hay un largo camino por recorrer, pero el primer paso está dado. La flor de la papa ha empezado a florecer.

No quisiera terminar esto sin destacar la composición de los planos, la dirección de arte y la actuación de Magaly Solier, tres puntos muy elevados de este filme. He querido hacer una lectura particular del filme, dejando de lado puntos tan importantes como los silencios y las canciones que envuelven la historia en un universo poético. No todo es perfecto, lo sé. Como en todo hay aciertos y errores. Pero, ¿quién soy yo para juzgarla? Felicitaciones Claudia Llosa.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Simplemente no te quiere (He´s just not that into you)

Por culpa del azar llegué a un cine a ver "Simplemente no te quiere". Entre Slumdog Millionaire, Frost/Nixon, Vicky Cristina Barcelona, Che: el argentino y otros filmes de "alto calibre", esta entretenida comedia me hizo pasar un buen momento. A continuación pretendo hacer uno de los comentarios más subjetivos que he escrito para este blog.

Con tantas estrellas en escena no había pierde. Ben Affleck, Jennifer Aniston, Drew Barrymore, Jennifer Connelly y Scarlett Johansson. Solo eso ya era necesario para recaudar varios millones, incluso sin la necesidad de ver el filme. Pero bueno, fui a verla y debo admitir que no la pasé mal.

La historia gira alrededor de Gigi (Ginnifer Goodwin), una mujer inocente que busca de manera desesperada al hombre de sus sueños (o, siendo un poco más cruel, busca a cualquier hombre para entablar de urgencia una relación). Alrededor de ella se entrecruzan distintas mujeres, con relaciones de todo tipo. Una triste casada, una que desea con ansias el matrimonio, una que busca a un hombre casado y una que busca a su pareja por internet. También vemos el lado opuesto de la moneda. Chicos que solo buscan sexo o relaciones de una noche, un hombre casado que se ve seducido por la infidelidad, uno que no cree en el matrimonio, etc.

Así suceden una serie de entretenidos enredos, respaldados bajo un buen guión, que hacen de esta película una divertida comedia romántica. No todo es bueno, lo sé. Pero a grandes rasgos el filme consigue su objetivo: que la gente vaya al cine y que de paso también se ría un poco.
Un problema con el filme fue su falta de constancia. Por momentos se alcanzaban cúspides en la intensidad que cuando se sucedían de puntos mucho más bajos daban la impresión de que el filme duraba demasiado, sin que esto sea verdad.


Entre las escenas más destacadas, podemos mencionar a una acertada Mary (Drew Barrymore), que rodeada de compañeros de trabajo gays, se emociona al escuchar un canción romántica dedicada a ella por un mensaje de voz del contestador. El siguiente mensaje es una nueva canción, pero dedicada a otra mujer, seguida de una frase algo así como: ¡Uy! ¡No! ¿Qué número marqué?

Otro punto a destacar es el aprendizaje de los personajes durante el filme. Todos, dentro de su ingenuidad, logran entender algo más sobre la vida y sobre el amor. La más inocente aprende que no siempre es malo ser inocente. La que quiere salvar su matrimonio a toda costa aprende que un divorcio no está tan mal. El infiel aprende a quedarse solo. La seductora aprende algo de decencia. En fin, todos aprenden que los convencionalismos en lo amoroso no son siempre lo mejor y que el amor le llega a cada uno de manera distinta.

Es verdad, todo esto es contradictorio con el final del filme. Aunque no sea del todo malo, los finales felices siempre conmueven, son una formula que nunca falla; pero esto no es del todo consecuente con la narración. Al parecer ese es el precio que hay que pagar si uno quiere ver una película repleta de estrellas del mundo de Hollywood.


lunes, 9 de marzo de 2009

Resucitando al comandante (Che, el argentino)





En tiempos de crisis económica, cuando salen a la luz las más grandes fisuras del capitalismo, retorna a nuestra memoria la imagen del Che Guevara con una nueva película sobre su vida y obra que merece bastante atención: Che, el argentino.

El contexto no puede ser mejor. Las promesas del Consenso de Washington no eran del todo ciertas, ahora podemos decir, sin temor a equivocarnos, que el sistema no es perfecto. Las odas y alabanzas al capitalismo han caído en el vacío. El sistema se nos fue de las manos y ahora nadie puede hacer algo para detenerlo.

Ahora el capitalismo se ve como un monstruo que se ha independizado de su creador. Al mejor estilo de Frankenstein, todos los teóricos de la economía se jalan los pelos tratando de detener esta crisis mundial, pero ya nadie puede hacer nada. Millonarias perdidas económicas, quiebra de bancos y empresas, tasas increíbles de desempleo, y entre todo este caos surge un conocido director estadounidense, Steven Soderbergh, junto a un respetado actor que últimamente anda redescubriendo su ferviente origen latino, Benicio del Toro.

Así nos topamos con “Che, el argentino”. Es imposible no hablar de todo esto antes de sumergirnos solamente en la ficción narrativa. El momento ha sido el más oportuno para lanzar esta cinta, que si bien no despertó los comentarios que se esperaban en los Estados Unidos, específicamente en los Oscar, sí ha recibido los mejores comentarios alrededor del mundo. Tuvo una nominación para la Palma de Oro en Cannes, donde además Benicio del Torre logró el mayor reconocimiento por su interpretación, y además Del Toro también se llevó un Goya.

La formula es conocida y bien empleada. Un humano Ernesto Guevara, junto al movimiento “26 de julio”, lucha para poder derrocar a Fulgencio Batista y poder instaurar la libertad en Cuba. De forma paralela, vemos a un consagrado Ernesto Guevara frente al mundo, en la asamblea de las Naciones Unidas.

Las historias nunca llegan a juntarse, pero no tienen porqué. La historia del Che es conocida y este filme no ha querido volvérnosla a contar. Lo que se pretende es tomar los pasajes necesarios para crear un punto de vista, que por momentos bordea la objetividad, y además sumergirse en un ambiente artístico, que avanza ni muy lento ni muy rápido, y que deja una buena impresión del filme.

En Traffic, ya Soderbergh denunciaba que algo no andaba bien. En ese caso fue la DEA y el narcotráfico, ahora es la sociedad, la justicia y la igualdad. Las estrategias no son las mismas, pero el fin sí. En Traffic se reflejaba un presente que es capaz de asustar a cualquiera; en Che, el argentino se refleja un pasado que representa una opción para luchar contra el presente en crisis. Esta opción ha sido desacreditada, y quienes intentan retomarla aún no consiguen escapar de los errores del pasado.

Cuando hablo de objetividad no intento opacar esa parcialidad con el Che que parece tener el filme. Al sumergirse tanto en un personaje creo que es imposible no otorgarle cierto cariño que se refleja en subjetividad en la manera de narrar. Pero en este caso, eso se pretende evitar mostrando que “nuestra lucha es una lucha a muerte”, pero también se muestra que para que haya revolución tiene que haber educación. Eso significa que la revolución primero debe darse dentro de uno mismo. Y en el Che, esto fue exactamente lo que pasó. Pero también significa que la revolución es una lucha sanguinaria donde se suprimen algunos valores a costa de otros. Lo que quiero decir es que, pese a la parcialidad, se intenta también mostrar lo “malo” de un personaje como el Che. Aunque esto no llegue a crear objetividad a lo largo del filme, es un buen intento.

Otra crítica importante que realiza el filme se muestra en el papel de “celebrity” que el Che adquiere por momentos. Ya desde las luchas contras el ejercito de Batista, Camilo Cienfuegos le propone sarcásticamente al Che “meterlo en una jaula y pasearlo por todas las ciudades de Cuba con la intención de hacerse millonario”. Esa imagen, creada a partir de un mito verdadero de un Che que promueve valores universales por encima de cualquier eje (Moscú o Washington) fue lo que lo lanzó al estrellato.

Ahí vemos ese personalismo que fue lo que finalmente acabó llevando la historia hacia la caída del Muro de Berlín y hacia el fin de la Unión Soviética. El estalinismo o el maoismo, por mencionar algunos ejemplos, al personalizar el sistema facilitaron la derrota general.

En el caso del Che este personalismo se volvió inevitable, aunque él haya intentado contraponer esto con su lucha en Africa y luego con su muerte en Bolivia. Él quería llevar el socialismo hacia la victoria en todo el mundo y no sentarse a disfrutar de su éxito. No obstante, esto contribuyó a forjar su leyenda. Pero, ¿si el Che seguiría vivo, su leyenda hubiese sido la misma? ¿Si Fidel Castro hubiera muerto, tendría una imagen mucho más heroica que la que hoy posee? Todo se relativiza ante la historia.

Esta revolución con nombre y apellido, desde mi manera de ver las cosas, se critica también en lo sobre actuado del personaje de Fidel Castro. Un Fidel que probablemente a los peruanos nos haga recordar a la imitación del conocido político nacional Javier Valle Riestra. En un principio esto puede verse como un punto débil, aunque viéndolo de una manera más profunda puede entenderse como una manera de ser consecuente con una de las ideas que propone el filme. Aunque finalmente esto igual siga resultando cómico y, desde mi punto de vista, traiga más problemas que aciertos.

Dejando de lado este percance, el filme narra muy bien los hechos. No solo el lado humano y la ascensión del Che, sino también su éxito popular y la leyenda detrás de él. Y todo esto se da sin caer en el error de estampar su rostro en alguna prenda de vestir. Esperamos con ansias la segunda parte.







Trailer

















Benicio del Toro sobre "Che, el argentino"









jueves, 5 de marzo de 2009

Los Beatles están de vuelta




Paul McCartney y Ringo Starr tocarán juntos en un concierto benéfico el próximo 4 de abril en el Radio City Music Hall de New York.

Primero fue la Universidad de Hope, en Liverpool, la que hizo noticia al otorgar el nuevo grado de "Master of Arts in The Beatles, Popular Music and Society". Ahora, la fundación David Lynch, quienes promueven la educación basada en la reflexión y meditación y la paz mundial (sí, "and world peace"), está organizando un concierto benéfico donde Paul McCartney subirá al escenario junto a Sheryl Crow, Eddie Vedder (Pearl Jam), Moby… y Ringo Star.

Un tiempo después de la muerte de George Harrison, en el 2001, algunos privilegiados pudieron ver juntos a los dos ex Beatles en el escenario. Ahora tenemos una nueva oportunidad.

Fuera de si les guste o no la música de Los Beatles, está noticia debe tener una gran resonancia. Los Beatles han adquirido el status de ser el mejor grupo de la historia y esto debe ser por algo. Este grupo posee un carácter multifacético gracias al cual ha podido llegar a todo público. Desde la simpática Obladi Oblada, hasta la psicodélica Lucy in the Sky with Diamonds, pasando por Revolution y también por qué no por Yesterday. La fusión de ritmos, instrumentos y toda la carga que venía detrás de su música ha dejado una profunda huella.

Quizá muchas digan que no son los mejores, quizá otros digan que no son los primeros (y todas estas posiciones son muy comprensibles), Los Beatles siempre van a figurar en la historia.