miércoles, 4 de noviembre de 2009

Tarantino y su cine de autor: sobre Bastardos sin Gloria


La última película de Tarantino (Bastardos sin gloria, 2009) es una de esas que no podemos dejar pasar. Violencia, buenas actuaciones, escenas impactantes entrelazadas con sutiles e inteligentes pinceladas cómicas, etc. ¿Más de lo mismo? Puede ser, pero más de eso que siempre nos ha gustado y que vale la pena ver. Si el filme no ha recibido el total respaldo de la crítica, eso es lo de menos.

Ya que hablamos de la crítica, es pertinente citar a un crítico de cine de una de las más populares revistas locales. Él detecta la falla del filme en lo siguiente: “El problema, sin embargo –que no aparecía en los anteriores filmes del autor- es que nunca podemos conocer bien los motivos personales que llevan a cada integrante a formar parte de esta banda de salvajes...”. A continuación el crítico de cine declara que la presencia de Shosanna (personaje de la historia paralela a la de "los bastardos") tampoco aporta esa profundidad necesaria para justificar la violencia desatada.

La lectura que acá proponga del filme busca rescatar esta justificación necesaria para la violencia . La violencia, siempre bien justificada, es un tema recurrente en la obra de Tarantino, y Bastardos sin gloria no va a ser una excepción. Para llegar a dicha conclusión es necesario partir de la idea que “los bastardos”, pese a ser quienes le dan título al film, no son los protagonistas de la historia. Es más bien Shosanna quien debe ser entendida como el personaje trascendental.

El argumento es sencillo. Nos situamos en Francia ocupada por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Un escuadrón bautizado como “los bastardos”, y dirigidos por el teniente Aldo Reine (Brad Pitt), se dedica a matar nazis de una forma bastante atroz y hasta inhumana, en una manera de devolver todos los excesos que los mismos nazis cometen. En la presentación de “El orgullo de la nación” (es inevitable pensar en “El nacimiento de una nación”), un filme sobre una hazaña heroica de un soldado nazi, van a estar varios de los altos mandos del ejército alemán, y “los bastardos” buscan volar el lugar. Pero este evento se va a llevar acabo en un cine que es propiedad de una joven judía, Shosanna, (Mélanie Laurent) que vive de incógnita y quien además ha vivido en carne propia la matanza de su familia. Ella también busca volar el lugar y para ello tiene un plan perfecto (y bastante significativo).

La escena inicial del filme va a ser fundamental para cualquier aproximación. Lo primero que vemos es la imagen de un hombre trabajando en el campo, junto a su casa. La imagen de masculinidad que proyecta contrasta con la siguiente imagen: una joven, quien luego descubriremos que es su hija, aparece tendiendo ropa recién lavada, en este mismo ambiente natural. Es significativo también que en este enfoque, junto a la joven, predomine el color blanco. Por un lado tenemos una opción masculina asociada a la violencia, y por otro lado, una narrativa vinculada a la pasividad, a la dependencia, a la mujer.

Luego vemos venir unos automóviles y esta joven corre apurada hacia su padre para darle alerta. La seriedad y calma del padre una vez más contrasta con el temor de la hija. Quien venía en este vehículo es un alto mando del ejército nazi, el coronel Landa (Christoph Waltz), nuevo encargado de rastrear a los judíos ocultos. Después de lanzar algunos piropos hacia las hijas de este hombre, le pide conversar a solas. El hombre del campo se muestra bastante seguro y no parece intimidarse ante la presencia de este militar. La seguridad que muestra el oficial nazi parece apoyarse en el uniforme que viste, mientras que la seguridad del hombre de campo no se apoya en nada (solo en su virilidad o en el estereotipo de ella) y esto le da mayor ventaja. Esta aparente diferencia entre uno y otro personaje se intensifica cuando el militar rechaza un trago para beber y en vez de ello pide leche. Después vemos como el hombre de campo saca su pipa y empieza a fumar, en alusión a que es “más hombre” que ese otro quien solo toma leche fresca. Pero las cosas van a cambiar.

Cuando el militar sugiere que este hombre oculta a una familia judía de la zona, el hombre que hasta ese momento era un símbolo de virilidad estalla en lágrimas y confiesa que es verdad lo que este militar sospecha. Una vez más la situación se refleja en un objeto material: el militar saca una pipa, mucho más grande e imponente que la del hombre de campo, simbolizando su victoria y la afirmación de su masculinidad sobre la de su interlocutor. Pero su derrota no se da solo en las lágrimas o en la disputa entre estos dos objetos fálicos. Esta traición del hombre de campo sobre la familia judía a la cual protege se produce en lengua inglesa, lengua que esta familia judía-francesa no entiende y por ello no se da cuenta de nada de lo que sucede, aumentando su cobardía. Luego ocurre lo esperado, entran más soldados y disparan hacia donde estaba oculta la familia de judíos. Solo la niña puede escapar y corre hasta que se pierde en el campo. Algo significativo es que el coronel Landa, el militar victorioso, apunta con su arma a esta pequeña niña, pero luego la deja ir.

Esto es más o menos un resumen de lo que ocurre en el primer episodio del filme. Y es aquí también donde se encuentran los signos más importantes para deconstruir esta historia en busca de algunas claves para su resolución.

Desde el inicio surge una oposición que va a ser crucial para el desarrollo de la película. Por un lado tenemos a los hombres duros, con coraje y virilidad, aquellos sobre los que podría recaer el signo de la violencia y la brutalidad del terror en un contexto como en el que nos encontramos (Francia ocupada por los Nazis durante la Segunda Guerra Mundial). Por otro lado están las mujeres, pasivas (aunque esto solo en apariencia), delicadas, temerosas, sobre quienes recae el signo de la paz y el futuro estable que todo el mundo ya aspira.

Contrariamente a lo que se podría pensar, estos sujetos pasivos van a ser aquellos sobre quienes recaiga el desarrollo de la acción. ¿Por qué me atrevo a postular algo tan arriesgado? Pues porque considero que el grupo liderado por Brad Pitt, “los bastardos”, no va a ser lo más trascendental de la historia. Déjenme explicarme.

El atentado final (que podría definir el curso de la guerra cuando nos enteramos que el propio Adolf Hitler estará presente) se llevará a cabo en un blanco más pequeño, y por ende más fácil, del que se había pensado en un inicio. Y esto se debe a que aquel hombre que asesinó a casi 300 rivales en 3 días y cuya hazaña será llevada al cine cae profundamente enamorado de una joven francesa dueña de un cine aparentemente menor. Esto es lo que origina el traslado de la presentación del filme a este nuevo local.

Además, no son “los bastardos” quienes finalmente acaban con el grupo de nazis concentrados en ese lugar. Va a ser la inocente Shosanna (que es la pequeña niña que huyó de la matanza de su familia en el primer episodio) quien realice tremenda “hazaña”. “Los bastardos” se van a dividir en dos grupos, por un lado están los que disparan sobre la despavorida multitud mientras el cine estalla en llamas. Por otro lado, quienes se encargan de darle ese toque inteligente y elegantemente cómico al filme, y a la vez destacan la genial actuación del coronel Landa (interpretación magistral, hay que reconocerlo). Los bastardos” van a ser una apariencia estética para ese trasfondo que es quien realmente desencadena los profundos cambios que suceden en la historia.

Ahora, ¿qué puede significar este proceso donde la brutalidad (extrema como es típica en Tarantino) encubre a la inocencia, que si bien no deja de ser violencia macabra, se muestra mucho más atractiva y no repudiable, y es quien finalmente concreta las acciones? Tal vez la apuesta por la “paz”, por la no violencia explícita, de la cual ya estamos hartos en el conflictivo mundo donde vivimos. Pero, ¿qué significa esta paz? Habría que ser demasiado incrédulo (tal vez como la academia sueca) para creer que esta paz realmente significa eso. Si bien esta paz no encubre un proceso como el de la guerra fría, es innegable pensar que la paz encubre una serie de actos de violencia (asesinatos, narcotráfico, secuestros, corrupción, chantaje, etc.), que si bien ya no son propiedad privada de los grandes países (esto como consecuencia a que el poder económico ha excedido a los estados nacionales y también se ha concentrado en algunos grupos civiles que negocian de igual a igual con los gobiernos) son cosas de todos los días y hasta se podría pensar que son indispensables para que el mundo contemporáneo siga viviendo bajo el velo de la paz.

Volviendo un poco al filme, la violencia no justificada de "los bastardos" se remplaza por la violencia sí justificada (el coronel Landa asesina a toda su familia frente a ella) que recae sobre Shosanna. La venganza es la de Shosanna y no la de “los bastardos”. Además, como hemos visto, es ella quien desencadena y a su vez realiza las acciones más trascendentales. A partir de todo eso nos atrevemos a verla como el personaje más importante de la película.

Otro tema que subyace al filme es el tema del cine, aunque esto solo me gustaría dejarlo anotado. Tarantino entre todo este despilfarro de sangre logra homenajear al cine como es debido. El cine es visto como un medio de manipulación y a su vez de revolución, el cine está visto como lo que es, bueno y malo, pero más allá de ello, como un arte que despierta pasiones.



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