domingo, 6 de febrero de 2011

Feliz año para ti también




Nos alistábamos a celebrar el año nuevo. Cada uno con sus uvas y su copa de champagne que algunos después no beberían. La fiesta estaba lista, aunque yo tenía preparada mi propia fiesta -tenía una botella adicional entre mis cosas-. La primera explosión fue la señal. Eran las doce. La fiesta de la cual disfrutábamos, aunque sin poder estar en ella, explotó. La bulla, la música, los fuegos artificiales. Yo saludé a mi novia con un emotivo beso para después empezar a comer mis uvas. Los demás podrían esperar. La primera, la salud de mis seres queridos. Pensé que había que dejar los engreimientos para el final. La segunda, para que él no sienta miedo, para que esté tranquilo y bien. La tercera, ya no pude pensar en algo más.

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