miércoles, 18 de marzo de 2009

El guardián entre el centeno


Luego de abrir por primera vez esta novela, debo admitir que no tardé mucho tiempo en volverla a cerrar. Y no por algo externo que haya interrumpido mi lectura. Lo que sucedió fue que me llevé una gran decepción. Había oído mucho acerca de El guardián entre el centeno y sobre J.D. Salinger. Tanto el autor como su obra habían generado una gran expectativa de mi parte. Pero cuando empecé a leer las primeras líneas, vale la pena decirlo una vez más, me llevé una gran decepción.

Las cosas no terminaron ahí. Trate de seguir esa tradición tan mía de “libro que empiezo, libro que termino”, me concentré para recibir al libro del mejor humor posible, hice el esfuerzo por desprenderme de cualquier prejuicio que mi inconsciente seguramente ya había generado, y me sumergí de nuevo en la lectura. Ahora puedo decir que lo comprendí mejor. El libro no es tan malo, incluso tiene los suficientes meritos como para ser considerado bueno o muy bueno. Pero definitivamente no es un libro imprescindible como yo creí que iba a ser.


La historia: Holden Caulfield, un adolescente que al parecer viene de la clase alta acaba de ser expulsado de Pencey, la universidad en la que estudia. Su actitud disconforme con todo lo que le rodea es perfectamente retratada por el narrador. Él pretende regresar a casa, a New York, unos días antes de lo que sus padres suponen. Ellos no saben nada de sus calificaciones aún. De incógnito, deambula por la ciudad sin un rumbo fijo, hasta que finalmente va a ver a su hermana y luego de un tiempo regresa a su casa. Como podemos notar fácilmente, en esta novela la historia es lo de menos.

Lo importante es la manera cómo la historia está narrada y además cada una de esas escenas que no nos dicen nada, pero que interpretadas en conjunto con los distintos elementos de la obra obtienen un significado mayor que es el que le ha dado la gran (sobre)valoración que el texto posee.

El título de la obra se da en relación a un pasaje del texto, una imagen muy rica, en el que Holden confiesa que quiere ser un guardián entre el centeno que evite que los niños caigan al precipicio. ¿Por qué alguien que se queja de todo, alguien que critica tanto a la sociedad, alguien que está disconforme todo el tiempo, alguien que (esto ya en un nivel mayor, en nuestro mundo) se le acusa de ser el ejemplo de varios asesinos en serie, entre ellos de Mark David Chapman, asesino de John Lennon; solo quiere cuidar niños?. La respuesta, a continuación.

El guardián entre el centeno es una de las primeras obras postmodernas, uno de los primeros destellos de postmodernidad. No es que haya querido ser postmoderna, lo que sucede es que hace referencia a una serie de sucesos y momentos que más adelante van a ser conocidos como fenómenos de la postmodernidad.

Holden es un joven aparentemente rebelde, aunque tras una primera lectura su rebeldía parece ser muy sutil. Él no parece ser un rebelde en todo el sentido de esa palabra. Una lectura simple puede decirnos que la rebeldía de Holden está en el texto, en las palabras mismas, en las lisuras, etc. Pero esto es solo un aspecto de algo mayor. De todos modos quisiera destacar dos cosas. Las primera es la expresión “¡Jo!” que casi siempre utiliza Holden. La segunda es una palabra que se repite mil veces a lo largo del texto: “falsos”. Este último término se emplea como sinónimo de hipócrita, superficial, etc.

La verdadera rebeldía de Holden está en el hecho de transgredir las normas de las estructuras que sustentan esta sociedad. Estas estructuras pueden ser la iglesia, la educación, la familia, o simplemente la estructura que nos aconseja no hablar de más con un taxista. Sobre estas normas, a veces tan simples, se construye lo que conocemos como sociedad. Pero la forma de transgredir esto no es solamente atacándolo, también puede ser cuestionándolo o yendo contra sus reglas, pero desde sus reglas.

Las transgresiones de Holden no son del tipo que uno cree. Él no destruye todas las lunas de su escuela, por suponer un ejemplo, él solamente reprueba hasta que lo expulsen. Dentro de las normas de la escuela, está permitido reprobar, aunque esto no es lo ideal (es una forma de transgredir sin faltar a la norma). La transgresión también se da a todo nivel. A lo que me refiero es que transgresión también es pactar para recibir los servicios de una prostituta y finalmente no consumar el acto sexual (y no por algún problema físico).

Para transgredir las bases de nuestra sociedad no es necesario asesinar a alguien. Simplemente esto se hace cuando nos preguntamos el porqué vamos a la escuela, por qué amamos a nuestros padres o por qué seguimos el dogma cristiano. Este tipo de mentes, reflexivas, críticas, son las que el sistema quiere eliminar. Y Holden transgrede las normas de esta manera.

Holden representa la disconformidad de un mundo que se ha empezado a dar cuenta que tras la Segunda Guerra Mundial se ha derrumbado el proyecto de la modernidad. Esa modernidad que nos prometía que era el camino hacia el progreso. Todo era una mentira. Pura ideología.

Así es como Holden no mata a una sola persona en la obra, pero él se hace necesario para que luego aparezcan personas como el antes mencionado Mark David Chapman. Si ya no hay una noción de progreso, si ahora reina la desconfianza, si ya nada nos agrada, cualquier caos puede invadir el mundo. Puede que simplemente nazca la idea de matar por matar. Es cierto que los asesinatos no son propiedad privada de la postmodernidad. Antes también ocurrían muchas muertes, pero esas muertes eran un poco más “justificadas” que las muertes de ahora. No podría corroborar este dato pero, ¿ocurrió algún caso similar al de Columbine en el siglo XVII? Así también, desde una visión un tanto retrograda, podemos ver a Holden como el primer peldaño de una escala hacia la criminalidad (usando un término con una fuerte carga de valor).

La actitud de Holden, la idea que él simboliza, es aquello que hasta ese momento no se podía representar. Un sentimiento común, algo que ya se sentía, pero que no estaba representado. De este modo, podemos entender a Holden (mejor dicho, a la imagen Holden, a la metáfora Holden, etc.) como lo real que se resiste a ser simbolizado. Holden es la falla en el sistema, el claro reflejo de que el sistema no va del todo bien. Pero que el mismo sistema oculta para poder seguir reproduciéndose.

Esto también se ve en la obsesión de Holden por saber a dónde se van los patos cuando el lago se cubre de hielo. Eso es algo acerca de lo que nosotros (seres humanos comunes y corrientes) no pensamos. Holden no puede obtener una respuesta a esta interrogante. Incluso un taxista se enfada cuando Holden le pregunta esto porque considera que le está tomando el pelo. Esos patos, existen, pero no están en nuestro universo simbólico.

Holden

¿Cómo se representa a Holden Caulfield en esta novela? Podemos dar tres grandes ideas. La primera es el lenguaje que usa. Debemos recordar que en aquella época (la novela fue publicada en 1951) las cosas no eran como ahora. Un lenguaje simple y atrevido sirve para representar el mundo interior de Holden. Propongo que el lenguaje (externo) es un reflejo de la personalidad (interna) de Holden. Tal como sucede en El Grito, el conocido cuadro de Munch, el atormentado entorno refleja el atormentado interior del personaje. En ese caso la fusión entre ambos niveles es justamente el grito. En este caso, la fusión entre ambos niveles puede ser el ¡Jo!

Otra idea muy fuerte a la hora de representar a Holden es el tema de la sexualidad. En la obra se habla sobre sexo con una naturalidad propia de nuestros tiempos. Pero que allá por la época en que la obra fue publicada era algo fuera de lo común, algo muy trasgresor.

La otra idea alrededor del personaje de Holden es la disconformidad. Holden no está contento en ningún lado. Se queja de todo y no busca soluciones. Pero lo extraño acá es que ni siquiera el sabe por qué le molestan las cosas. Y lo peor de todo, encontramos cierta ternura en su actitud.


Incluso en nuestros tiempos...

Ahora, ya bien metidos en la postmodernidad, el sistema ya permite el ingreso de personajes como Holden, ya pueden ser simbolizados. Incluso ya se han dado varios casos: punks, hippies, subtes, etc. El sistema ya ha adecuado sus mecanismos de reproducción para permitirles entrar a estos personajes.

El gran logro de esta novela (y de ahí su fama y éxito) es que fue el primer peldaño de un intento frustrado. Fue la base para una crítica al sistema que finalmente fue incorporada por el mismo sistema. Fue un intento nietzscheano de ir contra un postulado nietzscheano. Nietzsche ya nos lo había dicho, la historia del hombre no es una historia de éxito, de superación, una ascensión. No.

Incluso en esta novela encontramos un lado profético. El hecho de que Holden se lleve bien con su familia nos dice que la solución va por ese lado. La solución no es Holden, pero está en su entorno. Ahora, que Holden solo se lleve bien con su hermana menor nos habla de un futuro, de nuevas generaciones. Y así se dio. La solución no era la que Holden proponía, pero iba por ahí. Se tuvieron que replantear estas ideas, volver a nacer, para que nos puedan ayudar a suavizar nuestro sufrimiento.

Todo esto se ve en tres momentos de la obra. La primera pelea de Holden es contra Stradlater, su compañero vanidoso, representante de un mundo “alto”. Y Holden la pierde. La segunda pelea de Holden es contra un representante del mundo “bajo”, contra Maurice, el ascensorista y proxeneta. También pierde esta pelea. La última pelea es contra Phoebe, una representante de “su mundo” y digamos que esta pelea sí termina en paz. No sabemos si gano o perdió al no irse de su casa, pero sabemos que el mundo (y su vida) continúa.

¿Por qué Holden es rico? Pues porque no hay excepciones a la regla. Siempre quienes tienen en sus manos el curso de la historia son los que tienen poder.

El último intento por cambiar el mundo, por transformarlo, fue justamente el marxismo, ahora solo lo interpretamos y nos limitamos a dejarlo seguir su marcha. Ya no intervenimos porque está claro que hemos perdido el control.

3 comentarios:

clau dijo...

¡Excelente reseña! Acabo de terminar de leer la novela en cuestión, y en cierto modo también he quedado ligeramente decepcionado. Estimo que el mayor mérito de la misma consiste en la composición de la estructura psicológica de Holden, el retrato puntilloso y fidedigno de un adolescente atípico.

De todos modos, supongo que la traducción de mi edición también conspiró para que yo me forme esta opinión (tengo precisamente la de Alianza Editorial que pones como primer ilustración). Quizá sea conveniente leerla en inglés para formarse un juicio más certero con respecto a las cuestiones lingüísticas.

No me extiendo más, pero quisiera también felicitarte por el blog. Espero leerte a menudo.

¡Saludos desde Argentina!

Andrea Carolina dijo...

Uy pero que buen analisis del personaje ah? Pense que solo yo analizaba asi los personajes literarios jeje, no mentiras. Pero en sero, que buen analisis, me lo lei toooodo, y no suelo leer posts tan largos.

Ahora hay algo en que no estoy de acuerdo :

"Holden como el primer peldaño de una escala hacia la criminalidad (usando un término con una fuerte carga de valor)."

No me parece, no me parece, segun esa descripcion yo soy muuuuy parecida a Holden y no pretendo matar a nadie eh. Yo diria que ser inconforme, quekiumbroso, agudamente criticio no es un camino hacia lo antosiocial, es un camino hay los que se atreven a ver la realidad tal cual es

Daniel dijo...

Algunos de los aspectos malos del guardián entre el centeno es precisamente este tipo de críticas o valoraciones.Me parece que la crítica de la novela en el presente intento de "no sé qué" (si texto, ensayo, algún tipo de quimera por ahí o algo) recae meramente en el psicologisismo más allá del análisis literario para determinar como el autor del presente "no se qué" lo dice qué tan bueno o malo es (juicios de valor a final de cuentas). Me parece acertado y preciso el análisis del post-modernismo análogamente a la novela que lleva a cabo quien redacta, pero ¡caray! el creer que se asesina por leer algo, me parece hasta cierto punto grave, y lo único que dan ganas de asesinar cuando se lee algo es éste tipo de creencias. ¡saludos!